domingo, 19 de julio de 2009

Un chico escrbió esto para mí...

Yo no dejo de extrañarte, siempre te deseo, siempre estas presente, tu fantasma duerme por mis rincones y se mete entre las sábanas frías de tu ausencia, como desearía que estuvieras aquí, follando, amando a cada rato, sintiendo nuestra piel desnuda a cada instante, los roces, los besos y las caricias que llenaban nuestros cuerpos las noches de ayer. ¿Lo recuerdas? solías hablarme, decirme que no me moviera, mientras tú movías lentamente tus caderas sobre mi cintura. Yo me quedaba quistecito, tratando de no intervenir con tu momento, con tu circular movimiento de penetración, lento y jadeante respirar sobre el cuello, el mío, sobre el hombro que reposa tu cabeza, junto a la mía. Yo sólo acompañaba con ese ligero vaivén de mi cuerpo y mis manos; los dedos inspeccionando tu anatomía se sentían ligeros recorriendo tus espaldas, apretando tus nalgas, sosteniendo tus pechos; aún sienten cuando te tomaban la nuca y recorrían todas las vértebras y el maravilloso costillar a tus costados. Como olvidarte después de tan orgásmicos momentos; días, horas en que no había espacio para el mañana. Las eyaculaciones después de una hora contigo, meneándolo; chachachá y mambo para ti, intercambiando sentidos corpóreos, disfrutando de cuerpos incansables en el desvelo y las copas de más, de menos. Si sólo fuese el tiempo, si sólo fuese la distancia, los a horas sin ti, los mañanas sin nosotros, sin más, sin el cuerpo tuyo que me deja extasiado, sin los órganos nuestros que nos dejan exhaustos, hambrientos de amor; pero también de espera, de soledades, de abandonos y añoranzas. Ojalá que el tiempo no fuera lejos, como desearía que la distancia no tuviera tiempos. Pero hoy sólo podré tomar mi verga entre la mano y recordarte como ayer.