sábado, 27 de agosto de 2011

Aún respiro tu recuerdo

Lamentablemente aún respiro tu recuerdo, se mete entre mi cuerpo rodeando de fuego el instante desolado que me acompaña. Miro imágenes del pasado, se acumulan, se distienden a través de la mente provocando las mismas sensaciones antes vividas. ¿Cómo olvidarte? Es algo que siempre me pregunto y la respuesta la encuentro lejana. Se confunde con el dolor que ha provocado tu ausencia, con la agonía de saber que se duerme recostado en tu pecho otro rostro, el cual ahora disfruta del sabor de tus labios, de tu sexo. Con el ir del tiempo no he logrado despejar esa mirada postrada ante mi cuerpo, esa chispa que emanaba de la oscuridad.


Ya nada es igual. Las fantasías del ayer han cambiado, se transformaron al enfrentarse a una vida cotidiana y simple, la cual va marcando cada hora con lentitud. Una vida que va desdibujando y va entregando nuevos sueños sin ti. Sueños que no extirpan esta angustia de enfrentarme a un mundo donde ya no estás con tu sonrisa, con las palabras que me elevaban hacia un espacio sublime.


¿Cómo olvidarte? me sigo preguntando, si dejaste mil añoranzas, mil nostalgias que se acostumbran a vagar sin retozo sobre esta rutina, sobre esta habitación que me regala las mismas cosas de siempre y las mismas voces que me hablan día a día, las cuales son incapaces de apaciguar otro instante sin esos ojos que me miraban con extremo deseo.


Sé que te dejé ir. Se que fui la culpable de acabar con una historia que para ambos fue asombrosa. No te deje de amar, sólo me cansé de amarte de la misma forma. Quería encontrar una manera distinta de codiciar algo que ya tenía. Por eso te alejé, con la pretención de que la lejanía avivara la extrañeza y que la distancia y el tiempo crearan un lazo difícil de romper.


Qué ilusa fui al creer que desprendiéndote de mí encontraría nuevas formas de amar. Lo que encontré fueron nuevas pulsiones que fueron capaces de encender mi piel sin ti, pero que no fueron compartidas contigo pues no supiste esperarme ya que inmediatamente encontraste otro refugio, otras caricias que fueron más fuertes que las mías ya que sigues enredándote en ellas a pesar de que luche para atraerte de nuevo a este lecho que permanece vacío...