martes, 29 de septiembre de 2009

Continuará...

Yo no he soñado contigo ni siquiera formas parte de mis fantasías, formas parte de mis recuerdos, recuerdos llenos de deleite, por eso, para qué imaginar nuevos encuentros, si sé que los volveré a tener, que volveré a sentirte entre mis piernas y, sobre todo entre mis nalgas rompiéndome el culo, lastimándome, haciéndome gemir.

Para qué fantasear. Prefiero recordarte. Recordar ese sexo que se inflama con el contacto de mi boca, con la humedad de mi lengua; aún percibo su textura, su calor y sobre todo su aroma. Tu aroma duerme en mis rincones y cuando vagamente aparece un olor similar, mis manos deseosas y con ganas de sentirte, se limitan a la caricia suave que imita el contacto de tus dedos.

Recuerdo como nos conocimos, nuestro primer encuentro; tu rostro observándome, las sensaciones que sentí al cruzar nuestras miradas. No recuerdo quien comenzó a mirar a quien, pero sí tus ojos, coqueteándome, incitándome; supongo que hice lo mismo, pues te acercaste a mí, un pretexto de tu parte y de la mía una respuesta negativa, un aparente rechazo. Tuve miedo, no de ti, sino de lo que sentía y de lo que sería capaz de hacer al tener un cuerpo desconocido, una piel distinta a la ya conocida. Tenía miedo de los testigos, de los ojos ajenos que pudieran delatarme.

Recuerdo que arrepentida utilicé un intermediario para atraerte; hablamos poco, pero hablamos; me alejaste de los testigos, de la gente y ocultos detrás de una puerta recibí el primer beso de tus carnosos y mojados labios, ¿Qué sentí? una pulsación electrizante entre mis piernas, para ser exacta entre mi coño. Era una sensación exquisita que me embriagaba y que me hacía olvidar el mundo cotidiano; lástima, ese momento fue interrumpido provocando una despedida forzada con palabras que dejaban abierta una posibilidad.

Creí que no volvería verte, que la embriaguez de esa noche se resumiría al contacto de un abrazo y a la unión de nuestras bocas, sin embargo, no fue así, por una extraña razón, alguien convenció a mi hermana para que yo pudiera quedarme. Emocionada te busqué entre la gente; creo que fue la primera vez que te sorprendí al llegar de improviso. Nos fuimos del bar y vagamos por las calles en busca de un hotel.

1 comentario:

martin dijo...

hola como estas.... de nuevo pasando por tu blog.. y gracias por tu email .... pero creo k r olvcidaste d dejarmelo.. bueno .. t dejo el mio memorias-del-viento@hotmail.com .... saludos ..